«Emprendedores en busca de su ángel»

Hace unos días el suplemento “Directivos” del diario Cinco Días publicaba el reportaje “Emprendedores en busca de su ángel, con motivo de la celebración del primer foro de Zinc Shower. Esta iniciativa, que tenía como objetivo fundamental poner en contacto a emprendedores e inversores, reunía a más de un centenar de empresas en el Matadero de Madrid y pretendía además fomentar el diseño y la industria cultural en España.

Buenas ideas, frescura, originalidad y, sobre todo, entusiasmo se desprenden de muchas de las propuestas que fueron presentadas en este marco. Un síntoma de que en nuestro país hay ganas de emprender, de innovar y de crear un nuevo tejido empresarial. Y un síntoma también de que el talento es uno de nuestros principales activos.

Las dificultades de financiación que existen en la actualidad son uno de los motivos por los que Zinc Shower, al igual que otras muchas propuestas, se decanta por la figura del “business angel” para el impulso de nuevos negocios. Esta fórmula es en estos momentos una de las alternativas con las que cuentan los emprendedores para desarrollar un negocio. Pero creo que las hay o debería haberlas todavía mejores.

Shikhar Ghosh, Director del Curso “The entrepreneurial Manager” en el MBA de la Harvard Business School, publicaba recientemente un estudio hablando de emprendimiento y una de las conclusiones a las que llegaba era que el 75% de las start-ups terminan en fracaso. El Sr. Ghosh ha sido emprendedor en los últimos 20 años y en importantes proyectos de carácter tecnológico, por lo que sabe bien de lo que habla. El riesgo de fracasar al arrancar con un proyecto empresarial, sin lugar a dudas, es alto.  Y cuanto menos acceso a financiación tenga el emprendedor, mayor será el riesgo de fracasar. Entre otras cosas, porque menor será la capacidad para alcanzar tamaños necesarios en un período de tiempo más corto.

¿De qué manera van o vamos a encontrar financiación los emprendedores si nadie reconoce por una parte el riesgo que asumimos nosotros y, por otra, el riesgo que asumen los que invierten para facilitar acceso a financiación?

He leído algunas notas acerca de la inminente Ley de Emprendedores, en la que se habla que se cuidará para que el emprendedor no pierda su casa o su coche. Es encomiable y de agradecer que se hable de esto por parte del Gobierno en una Ley, porque en este país cuando fracasas lo pierdes absolutamente todo. Entre ese “lo pierdes todo”, el coche y la casa son importantes. Pero la casa y el coche no son ni mucho menos lo más importante para un emprendedor.

Desde mi punto de vista, en España lo más importante que se pierde cuando fracasas es el prestigio y la capacidad para seguir luchando y para seguir emprendiendo.  Cuando en este país se fracasa, o lo que es peor, cuando en este país alguien decide que has fracasado y empieza a decir que así ha sido, sea cierto o no, se empieza a hablar de ese supuesto fracaso como algo cierto y completamente real. Un hecho que puede no ser verídico, alguien decidió un día que lo era, y empezó a hablar de que… “habías fracasado o que tenías que fracasar y…” ¡adelante con el chisme! Sin lugar a dudas, son cosas que en momentos tan difíciles como los que vivimos las pequeñas y medianas empresas, ni ayudan, ni apoyan.  Pero es, tristemente, muy español.

“Critiquen ustedes al Gobierno, pero no critiquen a España!”

El comentario de Mariano Rajoy de este fin de semana es muy representativo: “Critiquen ustedes al Gobierno, pero no critiquen a España!”.  Como si de esta manera se arreglaran las cosas, fomentando las críticas o consintiéndolas!!!. Por supuesto que hay que consentirlas, pero hay que intentar por todos los medios reaccionar. Y reaccionar en positivo frente al enorme problema que tenemos delante.

Me ha llamado mucho la atención de la noticia también de este fin de semana, de que Zed, una de las empresas donde más talento hay en España y en uno de los negocios de mayor crecimiento y valor añadido, ha decidido emigrar a Holanda con el único fin de quitarse la etiqueta de “empresa española” y poder encontrar financiación. No somos sólo los españoles los que hablamos mal de España. Es sobre todo fuera donde se habla mal de España y cuando se habla de España, lo que los analistas vienen a decir es lo poco que está haciendo para salir de un problema profundamente estructural de gasto incontrolado por parte del Estado. Y mientras ven que eso ocurre, a los empresarios españoles, no nos dan ni agua. En una gran parte, por ser Españoles.

Hace menos de una semana me vino a ver un amigo. Me llamó diciéndome que me quería invitar a comer. Le noté desde el principio tratándome de una manera especial, como con una condescendencia y cariño muy especiales. A mitad de la comida me trasmitió su pesar y su apoyo por el difícil momento por el que debía estar pasando, “ya que todo el mundo me comenta que Zinkia lo está pasando mal”. Me quedé de piedra. No somos comentario de círculos financieros, somos objeto de comentario en los cafés. Es curioso. Acabamos de presentar los mejores resultados de la historia de Zinkia. En un año hemos multiplicado casi por tres el EBITDA de la compañía, alcanzando los 4,5 millones de euros de beneficio operativo y hemos pasado de tener nuestras ventas prácticamente centradas en España a que España represente sólo un 4% de nuestros ingresos.  Nuestras perspectivas a medio y largo plazo es difícil que sean mejores: nuestras audiencias crecen, especialmente en el ámbito de plataformas digitales donde tenemos con Pocoyo un liderazgo mundial cada vez más consolidado, estamos consiguiendo hacernos un hueco importante en un mercado como el norteamericano, que creemos que empezará a darnos sorpresas agradables y positivas en poco tiempo y se están abriendo oportunidades de negocio para nuestra marca que hace menos de dos años simplemente no existían. Y según este amigo que me estaba invitando a comer… “todo el mundo comenta las dificultades”.

A la gente le gusta hablar. Hacerlo sin informarse y si al hablar de otro, además pueden difundir alguna mala noticia, en muchas ocasiones lo hacen hasta con más alegría. Les parece, probablemente, que son más simpáticos y causan sensación de estar mejor informados. Y lo que es peor, cuando esto ocurre, nadie se plantea el daño que pueden provocar en terceras personas, en familias, en empresas y al final, en todo un país como el nuestro que en estos momentos se debate en medio de la mayor crisis de su historia moderna.

Poner en valor a los emprendedores

Hay que conseguir que en España se cambie la manera de entender y la manera de ver al empresario. Es algo que no se consigue con una Ley, aunque desde luego ayuda.

Ayer salía de Madrid por la carretera de Toledo y en una torre muy alta que hay a un lado de la carretera, junto a la M-30, con unas letras gigantescas se llamaba sinvergüenzas tanto a políticos como a empresarios. Creo que es una equivocación. Mientras que la imagen que tengan los españoles de los empresarios sea la de unos sinvergüenzas, avanzaremos poco.

Es muy importante y de agradecer que el Gobierno se plantee ahora, ya por fin, sacar una Ley pensando en los emprendedores. Pero hay que cambiar entre nuestros ciudadanos la manera de ver la carrera y el futuro profesional de cada uno. Hace falta cambiar los valores, la estrategia y la educación que transmitimos a nuestros hijos.  Sobre todo la educación.

Es importante poner en valor en la educación de nuestros hijos la asunción de un riesgo. Poner en valor la capacidad y la valentía para crear una empresa, aunque luego se tenga que cerrar. Poner en valor intentar hacer camino por donde antes otro no lo ha hecho.

¿Nos estamos planteando trabajar sobre la educación de nuestros hijos en este ámbito? ¿Nos estamos de verdad planteando que hay que reducir el peso de las Administraciones en la contratación y aumentar el prestigio de los empresarios?

Hoy en día con los avances tecnológicos, la firma digital y los servidores informáticos que los señores de Hacienda nos demuestran, cada vez más, utilizar de forma eficaz, deberíamos poder reducir de una manera muy importante el coste y tamaño de las Administraciones. Y nuestros jóvenes deberían pensar en desarrollar sus propios proyectos y generarse ellos su propio futuro por la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales. Lo están empezando a hacer por necesidad, pero deberían hacerlo también por formación.

Y por supuesto que se equivocarán. Que fracasarán. El 75% de las start ups fracasan. Pero si conseguimos que el fracaso se convierta en una medalla en vez de un estigma, habremos dado grandes pasos adelante en la transformación de España en un país que valora, cuida y fomenta el talento y el esfuerzo de su gente.

Eso es poner en valor a los emprendedores. Poner en valor el talento y la capacidad de creación que tenemos en España. De ahí saldrán el mayor parte de los empleos que necesitaremos en España para sostener la Administración que, de momento, sigue siendo demasiado grande y unas pensiones que cada mes que pasa albergan más personas dependiendo de ellas. Pero todo ello, saldrá de los nuevos empleos generados por los nuevos emprendedores. O no. Si seguimos al ritmo de inacción en el que estamos instalados de cara al mundo de la pequeña y la mediana empresa esos empleos se crearán en…. el caso del Grupo Zed, en Holanda. No en España. Aunque luego, eso sí, cuando se jubilen, vengan a vivir a España.

Es importante trabajar en positivo para ayudar a los empresarios. Especialmente para minimizar las posibilidades de fracaso. Quisiera volver sobre algo que he echado de menos en lo que he podido leer de la nueva Ley de Emprendedores: soluciones a la financiación. Financiación es lo verdaderamente importante y necesario para un emprendedor.  Ni subvenciones, ni normas que les protejan de sus vecinos: acceso a financiación.

¿Qué se está haciendo para que la legislación, de una vez por todas, ayude a que se creen estructuras y modelos de financiación alternativas a los Bancos? ¿A qué se está esperando? ¿Pasará con lo de la financiación lo mismo que pasa con el Reglamento de la Ley que permite generar energía eléctrica al consumidor final para no tener que comprársela en parte al distribuidor, que lleva años parada para no perjudicar a las grandes productoras y que, sin embargo, perjudica enormemente a los consumidores? ¿Cuántos años vamos a tener que esperar para que se puedan emitir Bonos por parte de las pequeñas o medianas empresas, sin la necesidad de encontrarte con que tienes que pasar por meses y meses de gestiones administrativas que si, es cierto que controlan, pero también limitan el acceso al crédito?

El divorcio entre el mundo de la empresa real y el mundo financiero es cada vez mayor.

O acotamos y reducimos estas distancias o cada vez será más difícil que proyectos rentables, con mercados nacionales e internacionales, con alto valor añadido y, por tanto, con rentabilidad para el país, se conviertan en reales. Y lo mismo ocurrirá con proyectos nacionales, locales o de barrio. Mientras no se abran vías alternativas a la financiación que antes llegaba de los Bancos y que ahora ha desaparecido completamente –por mucho que se empeñen los gabinetes de comunicación de los Bancos en decir lo contrario- y mientras el Estado no legisle abriendo ventanas de oportunidad a otras alternativas de financiación, el mundo de la empresa real seguirá muriendo.  Está sangrando desde hace ya más de cinco años. En el camino quedarán destrozadas muchas de las empresas que ya estaban en marcha. De ahí vienen una buena parte de los más de 6 millones de parados que tenemos en España. No vienen de la crisis de la construcción, ni de la crisis inmobiliaria, que esa crisis ya despidió a todos los que tenía que despedir. Ahora se están yendo a la calle muchos de los que estaban en proyectos con diferente valor añadido.

El mundo financiero, con su nula financiación al mundo empresarial real, está cerrando una tras otra muchas de las pequeñas y medianas empresas que surgieron en los últimos años. El Gobierno no está reaccionando, ha mutualizado entre los ciudadanos el riesgo de mantener a flote estructuras bancarias que por sus propios problemas estructurales hace tiempo que no sirven a la sociedad, y para cuando la sociedad lo descubra, será ya demasiado tarde. El daño será enorme y tan sólo se podrá hablar de reconstrucción. Se habrán perdido una o dos generaciones completas. Las nuestras.

Es importante reaccionar. Y hacerlo no sólo con protestas. Hacerlo con soluciones.

En el ámbito de la creación de empresas y de la creación de puestos de trabajo, crear, fomentar y empujar estructuras alternativas a la financiación bancaria lo considero importantísimo. Que aquellos que quieran prestar dinero a terceros, lo puedan hacer con facilidad, de manera que quienes estamos en la “economía real” no tengamos que ir a buscar entre los que están en la “economía financiera”. La separación entre ambos mundos es cada vez mayor. Cada vez unos entienden menos a los otros. Y lo que es peor, quienes van ganando en esta partida son los de la “economía financiera”.

Y es importante también fomentar activamente cambios en la manera de educar a nuestros hijos, para que vean la opción de convertirse en empresarios como algo aspiracional en positivo. Fomentemos el respeto al riesgo, a la valentía de emprender y demos el reconocimiento que merecen a aquellos que optan por asumirlo, con la idea de crear o mejorar un servicio. Si pueden y les funciona, crearán empleo y por supuesto, ganarán dinero. Los que fracasen habrá que darles apoyo y a los que triunfen todas las facilidades para que no se marchen con ese dinero a otra parte y se lo gasten con nosotros.

Los americanos a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX lo llamaron “el sueño americano” y supieron insuflarlo en las venas de todos y cada uno de los que nacían o llegaban a América. ¿Por qué no plantearnos copiarles también en esto? En España podemos hacerlo. Tan sólo necesitaremos ganas, una estrategia clara y un poco de tiempo.

Para terminar, me gustaría volver a Zinc Shower. Me gusta especialmente el titular de la entrevista que Cinco días realiza a Arturo Paracuellos, socio de Dreamsons: “El próximo Pocoyó tiene que nacer de un juego interactivo”. Siempre es gratificante que el trabajo de muchos años, realizado por todo un equipo y durante años, se convierta en ejemplo a seguir. ¡Gracias Arturo por tu comentario!

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